Cómo evitar engordar por estrés: 5 claves prácticas para controlar tu peso es una preocupación común para muchas personas que sienten que su cuerpo cambia en momentos de ansiedad. Si ya sabes que el estrés puede influir en tu peso, es hora de tomar medidas.
Aquí te cuento cómo evitar engordar por estrés con estrategias sencillas y efectivas que puedes poner en práctica desde hoy.
1. Identifica el hambre emocional
Identificar el hambre emocional es el primer paso para tomar el control. Antes de comer, pregúntate si tienes hambre real o si estás buscando alivio emocional.
Esta es una de las claves para controlar el apetito por ansiedad, ya que muchas veces comemos por costumbre o para sentirnos mejor emocionalmente, no porque el cuerpo lo necesite.
2. Mantente en movimiento
Mantenerse en movimiento es fundamental para reducir el estrés y evitar el aumento de peso. Caminar, bailar o hacer yoga no solo ayuda a quemar calorías, sino que también regula las hormonas del estrés.
El ejercicio es un antídoto natural contra el cortisol, y además mejora el estado de ánimo y la calidad del sueño.
3. Duerme bien
Dormir bien es tan importante como alimentarse bien o hacer ejercicio. El descanso influye directamente en tus hormonas del apetito, como la grelina y la leptina.
Dormir mal puede provocar antojos, comer en exceso y falta de energía al día siguiente. ¡Cuida tu sueño y verás los resultados!
4. Respira y relájate
Respirar y relajarse de forma consciente puede ayudarte a cortar el ciclo del estrés antes de que afecte tu salud. Prueba con técnicas de relajación como, la respiración profunda o la meditación.
Son herramientas naturales para combatir el estrés y mantener una mente más tranquila y enfocada.
5. Come con atención
Comer con atención es una estrategia muy eficaz para evitar el exceso. Evita distracciones al comer: apaga el móvil, siéntate tranquilo y saborea cada bocado.
Disfrutar la comida con calma te ayudará a reconocer cuándo estás saciad@ y a comer menos, sin necesidad de hacer dietas estrictas.
Recuerda que manejar el estrés no solo es bueno para tu mente, también es una forma de proteger tu salud física. Pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia en cómo te sientes… ¡y en cómo te ves!