¿Eres de esas personas que come como una lima y no engorda ni un gramo? o por el contrario, ¿hasta el aire que respiras te hace subir de talla? Puede que tu cuerpo tenga resistencia a la insulina.
Estas situaciones son muy habituales y seguramente conoces a alguien que se sienta identificado con alguna de las dos. Yo, personalmente estoy en la segunda. Sí, hasta las nutricionistas tenemos problemas con el peso, aunque yo prefiero llamarlo problemas de salud, que tienen como consecuencia un aumento de peso.
Algunas veces, las personas no responden igual a la alimentación debido a que tienen resistencia a la insulina, y ésta hace que un tratamiento dietético responda mejor en unos que en otros. Además, hay diversos factores que aumentan el riesgo de tener resistencia a la insulina y de desarrollar enfermedades asociadas a ella, como la diabetes. Estos son sólo algunos: el sedentarismo, la mala alimentación, el consumo abundante de comida basura, el alcohol…
¿Cómo se produce la resistencia a la insulina?
La insulina es una hormona que se produce en el páncreas. Se encarga de trasladar el azúcar de la sangre a las células para almacenarlo. Cuando las células son resistentes a la insulina, no pueden utilizarla eficazmente, lo que hace que el nivel de azúcar en sangre aumente.
Cuando el páncreas detecta un nivel elevado de azúcar en la sangre, produce más insulina para superar la resistencia y reducirlo. Esto con el tiempo puede agotar las células productoras de insulina que tiene el páncreas, aumentando el riesgo de muchas enfermedades, como la diabetes.
Síntomas de resistencia a la insulina
¿Sospechas que tienes resistencia a la insulina? Estos síntomas te pueden ayudar a comprobarlo:
- Sueño y debilidad al terminar de comer, sobre todo al ingerir alimentos ricos en carbohidratos.
- Tener hambre al poco tiempo de haber comido.
- Te cuesta mucho perder peso, aún haciendo deporte y cuidando la alimentación.
- Acumulas gran cantidad de grasa en la zona del abdomen.
- Valores altos de triglicéridos y/o glucosa en tus analíticas.
- Niveles altos de insulina en sangre.
- Falta de concentración y mareos.
La insulina se encarga de impedir la oxidación de grasa, provocando que no adelgaces y almacenes más grasa en tu organismo, haciéndote sentir más débil y sin energía. Cuánta más grasa almacenas, más resistentes se vuelven tus células, aumentando de esta manera la inflamación y el estrés.
¿Qué factores intervienen?
- Genética. En ocasiones la resistencia a la insulina es provocada por una herencia genética, aún llevando un estilo de vida saludable.
- Obesidad. El exceso de peso, reduce la sensibilidad a la insulina. La pérdida de peso puede ayudar a aumentar la sensibilidad a la insulina.
- Falta de ejercicio. Combinar ejercicio aeróbico y de resistencia, es una de las mejores formas para aumentar la sensibilidad a la insulina.
- Mala alimentación. Llevar una alimentación rica en azúcares, grasas de poca calidad y harinas refinadas, aumenta la resistencia a la insulina y el riesgo a padecer diabetes.
- Dormir poco. Además de ser perjudicial para la salud, aumenta la resistencia a la insulina. Tener un buen descanso puede revertir sus efectos.
- Estrés. Mantiene altos los niveles de cortisol, la hormona del estrés, aumentando el azúcar en sangre y reduciendo la sensibilidad a la insulina.
Muchas personas no son conscientes de que tienen resistencia a la insulina, hasta que empiezan a tener problemas de salud. Si es tu caso, puedes hacer cambios para revertirla, manteniendo unos buenos hábitos y llevando una pauta correcta de alimentación.
Incluso a veces será necesario que tu médico te paute una medicación específica para controlar esta resistencia. Por eso es muy importante que te pongas en manos de profesionales para que te ayuden a encontrar la mejor solución para ti.
Si quieres más consejos o información, no dudes en contactar conmigo.